miércoles, 17 de enero de 2018
Thorito en La Señales
Me gusta volver a escuchar el silencio que rompe el tris- tras de las pisadas de mis raquetas hindiéndose en la nieve. Y el Thor en mi camino con ímpetu conmovedor se acerca, se aleja, vueve junto a mi , recoge el premio y escapa después. El Remelendi me reta. Anda, no te atreves. Ya eres mayor. Aquellos tiempos que subías a mi cumbre con las pieles de foca y te dejabas deslizar con los esquís, bien sujetas las fijaciones, hasta el fondo del “Arenero”ya casi no los recuerdo Si, ya uno es mayor para esas proezas, pero me quedan las raquetas y los bastones, me falta alguna gente, pero tengo a Thor. Me siento para descansar sobre el tronco seco de un abeto abatido por algún rayo y escucho desde la frondosidad del bosque las voces de muchos amigos con los que compartí hace ya muchos años buenas mañanas de esquí. Uno debe de regresar siempre a los lugares donde fue feliz.
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