jueves, 1 de marzo de 2018

nevada en La Isla



Como no tengo otra cosa que hacer en esta  tarde invernal contemplo desde mi ventana como la nieve va cubriendo el paisaje , los cristales se empañan y el olor del roble  crepitando en la chimenea inunda la estancia. Y cuanto más arrecia el temporal más grande es la alegría y el placer de sentir el relajante desamparo de la naturaleza . Sensaciones raras que me hacen retroceder a los tiempos en que el invierno ejercía de invierno; cuando mi madre arropándome con las manta de la cama me anunciaba una mañana blanca - hoy no vais a la escuela- , está nevando. Entonces salíamos a la calle y jugabamos con los amigos a una guerra fría,  sin balas de plomo, con bolas de nieve. Con estas nostalgias y muy temprano pasee por la Isla cuando el canto de algún gallo era amortiguado por la densa cortina de copos blancos y el impecable manto de la calle era violado por las huellas de mis botas. No llevo tantos años viviendo en este pueblo como para recordar la playa nevada. Merece la pena, por tanto, darse el madrugón y dejar este recuerdo en mi blog. ¡Buenos días, amigos!

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