martes, 22 de septiembre de 2015

NACIONALISTA DE PACION

Me preguntas si soy nacionalista y te respondo a la gallega -¿nacionalista yo? ¿y tu?, NO claro que no , para nada soy nacionalista. En primer lugar te diré que me horroriza la raiz de esta palabra: Naci, nazi, nazionasindicalista, nazista etc etc  cuantas acepciones y cuantas desgracias en nombre de la palabreja. En segundo lugar confieso que me la sudan las banderas, los himnos y todas estas historias que en el siglo XIX, inventándose fronteras, acompañaron a la creación de esa entelequia llamada nación. Naciones marcadas casi siempre por líneas que han sido trazadas al albur o al capricho de unos intereses espúreos colocando a los ciudadanos unas veces a una lado y otras al otro de ellas, de manera que el francés a veces se acostaba alemán y el alemán en ocasiones despertaba austriaco, o checo o eslovaco. Así pues, querido amigo, lo mismo me da la bandera de Euzkadi que la Ikurriña de España .Ni siento ardor patriótico cuando escucho el himno nacional por los altavoces de un estadio ni me vengo arriba con la Roja. A todo más te concedo el Asturias Patria querida. Cuando lo escucho  algo remueve mi estado emocional aunque por lo único que me da es por tomar unos culetes de sidrina bien escanciados. Y entonces, ¿qué eres?. Pues mira, manín, si algo soy que tampoco soy mucho, diré que me considero algo así como aldeano de pación. Mi patria es mi pueblo. No donde he nacido sino donde tengo el gusto de pacer. Mis compatriotas son los vecinos de mi aldea con los que me unen lazos de amistad, de familia, de ayuda mutua y de compañerismo. Probablemente por ellos daría hasta la vida pero, sin menoscabo de la solidaridad universal, no me hagas sentirme patriota más alla de los límites de mi quintana. Por eso cuando alguien quiera hacer alguna cosa por mi pueblo que pregunte antes a mis vecinos. Ellos mejor que nadie saben bien lo que les interesa. ¿Y los demás? Pues a los demás que les pregunten lo que quieran ser y allá ellos ¿Nun te parez?

LA ISLA CASPOSA

"Hay una lucha de clases, de acuerdo, pero es mi clase, la clase rica, la que hace la guerra, y estamos ganando". Agradezco esta frase de Warren Buffet , sincera y que en nada se parece a las que personajes públicos del neoliberalismo emiten cada cierto tiempo pretendiendo parecer honestas con el fin de hacernos confiar en la bondad de sus políticas. Un ejemplo de esta casta de élite que nos domina es el presidente del Circulo Empresarios que con inusitada frecuencia aparece en los medios sugiriendo ideas siempre dirigidas a , según el, reformar para mejorar las condiciones laborales y sociales de la clase de trabajadora. Como si ya no les fuese suficiente las reformas laborales que cada gobierno de turno, sea del PP o del PSOE. se saca der la manga como primera medida cuando llegan al poder.Y es que, cautivos y desarmados los sindicatos, sometidos a duros ataques externos e internos que han terminado de socavar su prestigio ya no hay barreras para defender los logros conseguidos por los trabajadores ni, por tanto, la debida respuesta a las insinuaciones de esta élite empresarial dirigidas a apagar de una vez por todas los últimos rescoldos del contrato social. Dueños y señores de sus empresas el objetivo ahora es lo público , acabar con las empresa pública y la que sea imprescindible privatizarla. No es de extrañar por tanto que el Circulo de Empresarios se prodigue en sus últimas comparecencias en recomendar medidas para optimizar el trabajo de los funcionarios no mejorando sus derechos si no exigiendo mayor competencia en su función. Pero mi perplejidad se acentúa cuando desde la clase trabajadora se acepta todo sin ninguna contestación. Y es que efectivamente el magnate tiene razón, van ganando por goleada y lo peo es que no nos enteramos de que somos nosotros los perdedores.

Pablo Moro y Los Chicos Listos - She's The One (videoclip)

domingo, 6 de septiembre de 2015

.....y dejaron de hacer castillos en la arena

Sacudo la cabeza para librarme de las últimas gotas de sudor frío que me producen las imágenes del niño muerto en la playa. Fotografías y vídeos con las que me han bombardeado en los últimos días los medios en un baldío esfuerzo, en mi caso, por lavarme el cerebro a golpe de emociones, de cortocircuitarme cualquier análisis racional y de desviar mi atención sobre la etiología de este pecado social que nos abruma, de este espectáculo siniestro de miles y miles de personas huyendo de las bombas y del hambre, ahogados, masacrados, descuartizados por las mafias que han encontrado en esta tragedia humanitaria un deleznable nicho de negocio. No se si pretenden que me sienta culpable, que me apunte a una ONG, o que envie unos cuantos euros a tal y tales cuentas que nos anuncian esos , oh cielos, caritativos bancos. Pero, lo siento, yo no voy a sentirme culpable de que un niño muera en la playa o de que un migrante perezca ahogado en el Mediterráneo. Cierto que el pecado social se genera en el interior del hombre y de allí pasa a las instituciones que crea. Y cierto es que si contribuimos con nuestro comportamiento y con nuestros votos a que en nuestros países, en nuestras ciudades, en nuestros pueblos gobiernen políticos sin principios, economistas sin moral o como decía Gandhi, consentimos gobiernos que procuren bienestar sin trabajo, educación sin carácter, ciencia sin humanidad, goce sin conciencia, estamos entrando en una responsabilidad de ámbito social. Pero también es cierto que en absoluto me voy a sentir culpable de este pecado colectivo. Llevo años cumpliendo con mi obligación ciudadana de formarme, de informarme y de denunciar pública y privadamente todo aquello que ha conducido a esta tragedia. Como el lobo estepario de la novela de Hesse, no he parado de tañer la flauta en el rumoroso bosque; creo haber arrojado mi gota de agua sobre este horrible incendio, y espero, que alguien halla escuchado mi música y que algún ascua de este pavoroso incendio también halla apagado .

EL FASTUOSO RUIDO ENSORDECEDOR DE LA MUERTE

  Conocí a Radi en la embajada de Jordania en Madrid. Era un beduino alto y fornido que inspiraba confianza con su rostro siempre sonriente ...